La peixera es la primera novela de Maiol de Gràcia Clotet, publicada por Edicions del Periscopi y destinada a provocar en el lector inquietud, desasosiego y angustia. Todo en el buen sentido de la palabra.
El escritor Josep E. es hecho prisionero por unos personajes sin identidad ni rostro que se dedican a torturarlo durante años, a poner a prueba su resistencia y sus valores. Durante el tiempo que pasará encerrado tendrá que replantear todo su sistema de valores y prácticamente toda su vida tal y como se ha desarrollado hasta ese momento. La literatura y la lengua serán herramientas indispensables que nuestro protagonista aprenderá a usar para sobrevivir, para no perder la cabeza. La libertad individual se basa en la libertad mental. Esta celda no es mi cabeza. Somos libres si lo es nuestro cerebro, se repite Josep.
Fuera de ese lugar de pesadilla le espera otro tipo de cautiverio. La tortura se traslada a las calles de Barcelona y Josep tendrá que descubrir la manera de esquivar la presencia invisible que le amenaza y qué papel más o menos involuntario jugará él dentro de la Resistencia.
La peixera nos enseña el rostro de una sociedad demasiado cercana a la nuestra como para que resulte indiferente. El control gubernamental y la apatía social nos remiten a los clásicos distópicos de manera inevitable pero añade la idea de una sociedad hiperestimulada tecnológica e informativamente donde la literatura de ficción está prohibida y donde el control de internet es un arma indispensable para sobrevivir. El ritmo es frenético y al mismo tiempo calculado hasta el milímetro para que cada vez que levantemos la vista de la lectura nos invada una sensación de irrealidad y angustia. Las tribulaciones de Josep E. nos hacen observar las personas que se cruzan en nuestro camino con el aspecto de los marrones, víctimas o verdugos o simplemente gente que mira hacia otro lado desde su posición de privilegio.
El vértigo de creer que lo tenemos todo bajo control cuando en realidad somos controlados. Sólo desde el conocimiento se puede decidir libremente, afirma un miembro de la Resistencia en un momento de la novela. Josep duda y afirma: la gente se pasa el día creyéndose sus propias mentiras. Observa, valora y confirma que, allí donde mira, la multitud se comporta de la misma manera dentro y fuera de los ghettos: la gente sólo quiere un plato en la mesa y una cama a cubierto. El resto les importa una mierda .
El camino que tomará entonces la Revolución en la novela y el papel que jugará Josep E. es realmente inesperado y sorprendente .
La peixera es una novela de lectura indispensable, una reflexión sensata y coherente sobre un tipo de sociedad más presente de lo que nos parece la mayor parte del tiempo. El torturador sin rostro nos controla desde algún lugar desconocido. ¿Cuál debería ser nuestra posición ?
La respuesta no es tan obvia como podríamos pensar. Sobre todo después de leer La peixera.
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