lunes, 28 de marzo de 2011

EVA ESCRIBE DESDE EL CAIRO

VERSIÓ EN CATALÀ

Hoy hace 70 años que se suicidó la triste y brillante Virginia Woolf dejándole a su marido una de aquellas cartas personales que me gusta coleccionar: Te debo toda la felicidad de mi vida. No creo que dos personas hubieran podido ser más felices de lo que hemos sido nosotros. Y después se lanzó al río con los bolsillos llenos de piedras. Feliz y desgraciada al mismo tiempo.

Esta idea de la felicidad me hace recordar otra pequeña joya de la también británica Eva Hume, una de aquellas mujeres que sentía haber nacido en una época que no le correspondía. Aventurera, rebelde, inconformista... Escribía, bailaba, viajaba, discutía, soñaba con vivir en países exóticos que tan de moda estaban en el siglo XIX... A finales de 1871, Eva se encontraba en El Cairo donde tenía que asistir al estreno de la ópera Aida acompañada por el hombre con quien su familia quería casarla. Pero ella estaba enamorada de un joven aspirante a poeta, Samuel Jones, con quien intercambiaba cartas, poemas, cuentos y aventuras diversas, para desesperación de la familia de Eva que hacía todo lo posible por separarlos.

Precisamente desde el Cairo escribe Eva y además de proporcionarnos algunas de las visiones del Egipto decimonónico más interesantes que he leído, le explica a Samuel cuánto lo echa de menos. Entre las descripciones de los encantadores de serpientes, de los mercados, de los aromas de la ciudad (no siempre agradables) hay una Eva desesperada por la distancia que la separa de Samuel.

Samuel, como es tu invierno lejos de mí? yo soy feliz y desgraciada al mismo tiempo. Feliz por ser testigo de las maravillas que esconde este país. Desgraciada porque quiero compartirlas contigo, sólo contigo. Y estoy todo el día rodeada de gente que me asfixia y que me obliga a comportarme como si fuéramos a tomar el té con la reina Victoria en persona. Qué aburrimiento! Samuel, cuánto te echo de menos! No puedo esperar tu respuesta. Quiero que estés aquí. O en cualquiera otro lugar. Pero que estés conmigo. No quiero que volvamos a enfadarnos. Escríbeme y explícame muchas cosas, todas las cosas que te han pasado en mi ausencia, todas las cosas que has pensado, que has imaginado. Echo de menos que me expliques tus sueños. Soy feliz y desgraciada, Samuel. Sabes cómo es mi invierno sin ti? No tengo ganas de escribir versos ahora. Sólo de verte y de que me digas que me echas de menos. El próximo viaje lo haremos juntos. No me casaré. Prepárate por el escándalo. Me dirás que me echas de menos? Me volverás a preguntar si soy feliz para que pueda contestarte que sólo si tú estás cerca? Hace dos días me asusté mucho porque pensaba que había perdido el collar que me regalaste. Me acuerdo de ti aunque no lo lleve puesto pero sentirlo cerca de mi corazón me tranquiliza cuando la realidad me asfixia. Ven conmigo y cambiemos la realidad. Sálvame de esta cárcel. Todavía no hemos encontrado la respuesta a todas nuestras preguntas.

Y efectivamente, Eva vivió su vida escandalosa y poética, al margen de todo lo que se esperaba de ella, sintiéndose feliz y desgraciada al mismo tiempo. No se casó con aquel hombre, le dio un disgusto de muerte a sus padres, le gustó muchísimo el estreno de Aida pero más le gustaban los encantadores de serpientes y las teterías de los callejones del Cairo, viajó con Samuel por medio mundo dedicándose a los trabajos más variados y curiosos. Y se amaron hasta el final.

Pero esta es otra historia...

domingo, 20 de marzo de 2011

JOHN Y FANNY, TAN BRILLANTES Y DELICADOS...

VERSIÓ EN CATALÀ



Hace unos días andaba yo por Bloomsbury, bajo el extraño sol londinense, por las calles y las plazas donde Virginia Woolf paseaba su tristeza y su genialidad a principios del siglo XX. La sombra del Museo Británico de fondo y la mirada a punto para encontrar nuevos rincones. Así es como vi, en Bloomsbury Square, un pasaje que me llamó la atención, el pasaje Red Bull que conduce a una plazoleta encantadora con un par de tiendecitas y una librería, la Review Bookshop (también tiene entrada por la calle del Museo)

La librería me entusiasmó porque tiene una amplia colección de libros de cartas (de escritores, de pintores, de políticos, de músicos...) y una cafetería magnífica, pequeña y rústica, con un buen café y unos pasteles increibles. Y todo el mundo conoce ya mi debilidad por las buenas cafeterías y por la literatura epistolar...

Así que no pude resistirme a comprar un libro muy bonito con las cartas que el poeta John Keats le enviaba a Fanny Brawne, su gran amor secreto y prohibido. Fanny era una provocadora para la sociedad victoriana por enamorarse de un poeta como Keats, evidentemente un mal partido (aunque cuando se conocieron no se cayeron demasiado bien precisamente) Él murió en Roma con 25 años por culpa de la tuberculosis. Ella se paseó vestida de luto y con la cabeza rapada durante seis años.


11-10-1819

Hoy vivo en ayer; me sentí bajo un embrujo el día entero. Estoy a tu merced. Escríbeme unas pocas líneas, dime que nunca serás menos buena de lo que fuiste ayer conmigo. Me deslumbraste. No hay nada en el mundo más brillante y delicado. Cuándo tendremos un día sólo para los dos?

Siempre tuyo, John Keats.

Gracias a Fanny la poesía de Keats fue como fue, delicada y brillante. Todo en ellos fue escandaloso y luminoso, una de aquellas pasiones extrañas en que la musa y el poeta se disuelven en la inmensidad de la vida y de la muerte. Pensaban que algún día podrían estar juntos y se comprometieron en matrimonio en secreto. Pero ni siquiera el aire de la bella Roma donde John viajó para intentar mejorar su salud consiguió salvar su historia.

Él murió y fue enterrado con las cartas que Fanny le enviaba, de manera que no sabemos qué le explicaba la musa al poeta. Ella vivió muchos años, se casó, tuvo hijos y hasta el día de su muerte llevó el anillo que John le había regalado y conservó las cartas que él le enviaba y que publicaron sus descendientes cuando ella ya estaba muerta.

Habrían imaginado que acabaríamos leyendo sus intimidades? Seguramente nadie piensa una cosa así cuando escribe una carta de amor. Si es que alguien escribe todavía cartas de amor.

Pero quién puede resistirse a saber cómo le habla un artista a su musa?
Yo, al menos, no puedo.

Qué placer inmenso empezar a leer la cartas de John a Fanny en la cafetería de la Review Bookshop, ante un buen trozo de pastel de chocolate... El sol entrando por la ventana, el fantasma de Virginia Woolf paseando por Bloomsbury Square... John y Fanny amándose desde algún lugar indefinido de la eternidad, juntos por fin.

Me parece que ya no les debe de importar si leemos sus cartas...



sábado, 12 de marzo de 2011

LONDON CALLING


VERSIÓ EN CATALÀ

Llegar por la noche, andar de puntillas para no despertar nadie, será verdad que se ven las estrellas? es difícil ver las estrellas en esta ciudad pero sí, esta noche es verdad que se ven las estrellas y que las he atravesado en un avión de papel para llegar a la hora exacta y puntual, tan británico todo, atravesar Hyde Park esquivando ardillas y gente que corre, será verdad que hace sol? es dificil encontrar un poco de sol en esta ciudad pero sí, hace sol, a pesar de todo, un sol de aquellos que no se cree nadie, como tantas cosas increibles pero ciertas, tantas cosas que te explicaría, Notting Hill lleno de gente como siempre, como cada sábado, las casas de colores, los anticuarios, la fruta brillante en el mercado, la librería azul donde Hugh Grant y Julia Roberts se enamoraban en una de mis peliculas favoritas (La felicidad no es completa sin una cabra tocando el violín), andar hasta Camdem y hacer gamberradas posmodernas como comprarle un cuadro a un pintor ruso sólo porque tiene los ojos bonitos y porque guarda los cuadros dentro de una nevera, ¿cómo podemos ignorar a un hombre que guarda los cuadros en la nevera? comida hindú, música de The Smiths, hace frío y hace sol y sé que te encantaría estar aquí y hacer gamberradas y buscar desesperadamente un café decente en esta ciudad de infusiones para merendar, y encontrarlo en la cafetería de la Tate Britain, por fin un capuchino decente, yo he venido a Londres sólo para ver este cuadro, sabes, The Lady of Shalott, comer queso brie con mermelada de cranberries antes de entrar al British Museum, saludar a Shiva y Parvati, matrimonio cósmico, amantes eternos, Shiva creando el mundo mientras baila, Parvati madre de Ganesha hija de las montañas, Buda, Isis y Osiris, el espejo mágico de John Dee, merendar en Covent Garden, concierto nocturno, Luca cantando su versión de The Scientist de Coldplay, la piel de gallina, sushi vegetariano, el metro lleno de gente, entrar a los pubs más canallas de la ciudad, y a los más bonitos, ir al teatro, recordar la noche que Elvis Presley, Johnny Cash y Jerry Lee Lewis tocaron juntos aquella noche de diciembre del 56, It's only rock' roll but I like it, hacer fotos en lugares prohibidos sin que nos cojan, Brick Lane underground, Chinatown y más teatro, The Phantom of the Opera (Think of me, think of me fondly, when we've said goodbye...) no me gusta demasiado la Tate Modern pero suerte que hay un cuadro de Modigliani, vamos a la National Gallery, Los Girasoles de Van Gogh, pasear por Bloomsbury siguiendo el rastro de Virginia Woolf, y todavía hace sol, y en la British Library también hacen un café muy bueno y hay las gafas de Jane Austen, la letra de Yesterday escrita a mano por Paul McCartney, el manuscrito de Alicia en el País de las Maravillas, el Sutra del Diamante, Chaucer, Leonardo, y unas magdalenas enormes cuando acabamos de admirar libros y manuscritos, seguro que tenemos que volver a casa? todavía hace sol, todavía no ha llovido, hay Starbucks por todas partes, y mercados donde podemos encontrar cualquier cosa a cualquier precio, y todavía no he encontrado lo que venía a buscar, y está todo lleno de narcisos amarillos y de música y de cupcakes, el invierno aquí es largo larguísimo, y Charing Cross está llena de librerías, nadie mira a nadie, nadie se extraña de nada, quieres ser libre? vamos andando, las calles son tan bonitas a estas horas, quieres ser libre? escucha una canción de Smiths y explícame qué has hecho mientras yo no estaba.


To die by your side
Is such a heavenly way to die...