Esta semana nuestra Trini me ha puesto deberes en una de las clases de danza, mientras continuábamos practicando improvisaciones: "Júlia, deja de juzgarte. Deja de pensar si está bien o mal. No necesitas ser perfecta".
Estoy triste porque se va. Es la mejor profe de danza que he tenido nunca y se va a vivir en la otra punta del mundo. ¿Quién me enseñará ahora todo lo que necesito aprender? Nos queda hasta la primavera para disfrutar de ella y de sus clases. Después se va a Brasil. Me alegro mucho por ella pero me da mucha pena que se vaya.
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También esta semana me han enviado la publicación belga L'arbre á paroles donde han traducido unos poemas míos al francés. La selección de los poemas y la introducción de la publicación es de Josep M. Sala Valldaura. Ha quedado muy bonito y estoy muy contenta. Suenan muy bien los poemas en francés.
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Se acaba el año y yo no he conseguido encontrar pareja de tango potable. Por motivos diversos llegan a mis oídos las grabaciones de los años 30 de Dímelo al oído. Versiones de Mercedes Simone, de Tito Schipa, de Emilio Tuero ... Busco una versión que suene más Piazzolla pero me parece que no debe existir. Total, termina el año y sigo sin pareja de tango, ni potable ni sin potabilizar! Ya sé lo que quiero para Reyes.
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¡Qué frío hace .... Todo el mundo habla de una ola de frío polar pero a mí me parece que es el invierno, simplemente invierno, que llega como cada año. No sé si más o menos puntual pero sólo es el invierno. Dice Martí i Pol en un poema que el invierno no es triste: Es un poco melancólico, de una melancolía blanca y muy íntima. Pero yo, con permiso de los poetas que miran tras los cristales, diré que sí, que es triste, que se oscurece pronto, que nos falta sol y nos sobra frío. Que a pesar de todo sigo comiendo helado de vainilla cada día.
Que a pesar de todo iría a Laponia a ver la aurora boreal. Sin duda.