Me dijo, eh, venga, vamos a hacer cosas divertidas, ya está bien de dramas y de trascendencia, hay días en que una chica sólo necesita unos zapatos nuevos y salir a la calle con sonrisa de sábado. El mundo seguirá igual de miserable cuando volvamos de hacer cosas divertidas. Es bastante posible que nada haya cambiado. Pero créeme, el mundo no necesita nuestra tristeza. Ni un segundo más. Pensaré la manera de salvarnos, no lo dudes, pensaré continuamente la mejor manera de conservar los árboles, el aire limpio, las gallinas felices. Pero déjame bailar esta noche hasta que no recuerde cuándo fue la última vez que pudimos salir a la calle sin ganas de quemar contenedores. Qué tontería, como si el olor de toda esta mierda quemada pudiera disimular el auténtico hedor que sale de los despachos del último piso. Eh, tengo una idea, subamos al último piso, ocupemos la terraza y cantemos las canciones que nos inventamos cuando la noche pasa de ser noche a ser insomnio. No inventamos nada, lo sé. No seremos los primeros que cantan desde una terraza. De hecho, tengo la sensación de que todo el mundo canta ahora desde las terrazas. Quizás es la manera que tenemos de recordar que podemos caer en cualquier momento, de arriba a abajo. Caer o lanzarnos. No importa. Nos sentimos tan miserables con nuestros zapatos nuevos ... Venga, deja de buscar palabras profundas que expresen de manera oscura ese sentimiento de rechazo que tienes contra todo y contra todos, la desazón interior, el amor perdido, la belleza de los cuerpos, manos, pies, cafeterías, gatos, fotografías desenfocadas en un mundo desenfocado. Lo estoy intentando, créeme, cambiar las cosas, razonar los motivos que nos han llevado a aceptar como normal esta forma de jugarnos la vida cada día. Pero hoy, sólo hoy, estoy tan harta de gente oscura y trascendente en busca de la metáfora perfecta. Vengo a pedir disculpas porque hoy, sólo hoy, sólo por un día miserable y ridículo, necesito divertirme.
miércoles, 6 de marzo de 2013
VENGO A PEDIR DISCULPAS
VERSIÓ EN CATALÀ
Me dijo, eh, venga, vamos a hacer cosas divertidas, ya está bien de dramas y de trascendencia, hay días en que una chica sólo necesita unos zapatos nuevos y salir a la calle con sonrisa de sábado. El mundo seguirá igual de miserable cuando volvamos de hacer cosas divertidas. Es bastante posible que nada haya cambiado. Pero créeme, el mundo no necesita nuestra tristeza. Ni un segundo más. Pensaré la manera de salvarnos, no lo dudes, pensaré continuamente la mejor manera de conservar los árboles, el aire limpio, las gallinas felices. Pero déjame bailar esta noche hasta que no recuerde cuándo fue la última vez que pudimos salir a la calle sin ganas de quemar contenedores. Qué tontería, como si el olor de toda esta mierda quemada pudiera disimular el auténtico hedor que sale de los despachos del último piso. Eh, tengo una idea, subamos al último piso, ocupemos la terraza y cantemos las canciones que nos inventamos cuando la noche pasa de ser noche a ser insomnio. No inventamos nada, lo sé. No seremos los primeros que cantan desde una terraza. De hecho, tengo la sensación de que todo el mundo canta ahora desde las terrazas. Quizás es la manera que tenemos de recordar que podemos caer en cualquier momento, de arriba a abajo. Caer o lanzarnos. No importa. Nos sentimos tan miserables con nuestros zapatos nuevos ... Venga, deja de buscar palabras profundas que expresen de manera oscura ese sentimiento de rechazo que tienes contra todo y contra todos, la desazón interior, el amor perdido, la belleza de los cuerpos, manos, pies, cafeterías, gatos, fotografías desenfocadas en un mundo desenfocado. Lo estoy intentando, créeme, cambiar las cosas, razonar los motivos que nos han llevado a aceptar como normal esta forma de jugarnos la vida cada día. Pero hoy, sólo hoy, estoy tan harta de gente oscura y trascendente en busca de la metáfora perfecta. Vengo a pedir disculpas porque hoy, sólo hoy, sólo por un día miserable y ridículo, necesito divertirme.
Me dijo, eh, venga, vamos a hacer cosas divertidas, ya está bien de dramas y de trascendencia, hay días en que una chica sólo necesita unos zapatos nuevos y salir a la calle con sonrisa de sábado. El mundo seguirá igual de miserable cuando volvamos de hacer cosas divertidas. Es bastante posible que nada haya cambiado. Pero créeme, el mundo no necesita nuestra tristeza. Ni un segundo más. Pensaré la manera de salvarnos, no lo dudes, pensaré continuamente la mejor manera de conservar los árboles, el aire limpio, las gallinas felices. Pero déjame bailar esta noche hasta que no recuerde cuándo fue la última vez que pudimos salir a la calle sin ganas de quemar contenedores. Qué tontería, como si el olor de toda esta mierda quemada pudiera disimular el auténtico hedor que sale de los despachos del último piso. Eh, tengo una idea, subamos al último piso, ocupemos la terraza y cantemos las canciones que nos inventamos cuando la noche pasa de ser noche a ser insomnio. No inventamos nada, lo sé. No seremos los primeros que cantan desde una terraza. De hecho, tengo la sensación de que todo el mundo canta ahora desde las terrazas. Quizás es la manera que tenemos de recordar que podemos caer en cualquier momento, de arriba a abajo. Caer o lanzarnos. No importa. Nos sentimos tan miserables con nuestros zapatos nuevos ... Venga, deja de buscar palabras profundas que expresen de manera oscura ese sentimiento de rechazo que tienes contra todo y contra todos, la desazón interior, el amor perdido, la belleza de los cuerpos, manos, pies, cafeterías, gatos, fotografías desenfocadas en un mundo desenfocado. Lo estoy intentando, créeme, cambiar las cosas, razonar los motivos que nos han llevado a aceptar como normal esta forma de jugarnos la vida cada día. Pero hoy, sólo hoy, estoy tan harta de gente oscura y trascendente en busca de la metáfora perfecta. Vengo a pedir disculpas porque hoy, sólo hoy, sólo por un día miserable y ridículo, necesito divertirme.
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