domingo, 12 de abril de 2015

ME ENAMORÉ DE UN TELESCOPIO: FELIZ CUMPLEAÑOS, HUBBLE


Hace veinticinco años que sólo me interesan las estrellas. A veces puede dar la sensación de que me interesan otras cosas: leer cuentos, viajar en el tiempo, hacer equilibrios entre la perversión y la inocencia, preparar el té, coleccionar transgresiones. No os equivoquéis. Sólo me interesan las estrellas desde el día en que el telescopio espacial Hubble comenzó a orbitar alrededor de la Tierra.

Yo era la adolescente que perseguía científicos y poetas porque no podía perseguir estrellas. Pronto entendí que tenía que huir de los poetas. Los científicos me hablaban de aberraciones esféricas y yo imaginaba monstruos redondos como pelotas llenas de vísceras. Pero en realidad la aberración esférica era sólo una deformación en los espejos del telescopio. Así que imaginaba a Alicia atravesando el espejo para conquistar las estrellas mientras huía de la Reina Roja. Como proyecto de científica fui un desastre, creedme.

Cuando necesito vértigo recuerdo el Hubble haciendo fotos de un cometa suicida en dirección Júpiter aquel verano boreal del 94. Los fragmentos del S-L9 tras su viaje autodestructivo tenían forma de collar de perlas alrededor del planeta y Robert Smith, cantante de The Cure, le dedicó la canción Jupiter Crash, dentro de Wild Mood Swings. Is this how it feels? Is this how star falls?

El Hubble sabe cuál es la edad del universo, qué estrellas no han llegado nunca a nacer, cuántas cicatrices tienen los planetas donde van a morir los cometas suicidas, cuántas horas puedo pasar mirando el cielo y queriendo irme.

Hace veinticinco años que sólo me interesan las estrellas.
Feliz cumpleaños, querido Hubble.

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